domingo, 4 de enero de 2009

Esto no es lo que había soñado, se dijo para si. Tenerlo todo y no saborear nada era igual que ver un hermoso vestido desde la calle burlándose de ella en el más glamuroso escaparate del centro. Así se sentía demasiado amenudo durante el día.

Marcaban las dos en el despertador digital de la mesita de noche y seguía, sin cesar, repitiéndose lo mismo una y otra vez... Esto no es lo que había soñado.
Apuntaba, desde hacía un rato, la sombra de la migraña, relájate se le oía murmurar y otra vez ese pensamiento golpeando más fuerte dentro: "Esto no es lo que había soñado".

Creció leyendo cuentos de princesa, maduró viendo como las familias americanas eran paz y alegría. Y se imaginó que su vida sería así. Estaba su sueño tan lejos de la realidad como de ser la protagonista del celuloide. Tan sencillo que era todo... tanto... no podía entender porque... Esto no era lo que había soñado.

Ahora faltaban ya sólo 5 minutos para las cuatro, en una hora debería empezar su ritual matutino y su cuerpo estaba más agotado que cuando se había acostado. Se agudizaba la migraña y empezaban los miedos. Miedos infundados por la agotadora voz que intentaba castigarla con el insistente rebote de las mismas palabras: Esto no es lo que había soñado.

Ni su casa, ni sus relaciones y lo que más le apenaba ni ella misma, eran lo que había soñado, nada de nada. Hacía años que era consciente, en vano, se dijo una y otra vez que todo cambiaría, sin embargo, no fué asi.

Las seis, salgo de la pesadilla se dijo, ya está, acabó la noche, ya está, son las seis, debo moverme, debo ir a trabajar, debo salir de aqui. Son las seis.... La mayoría de humanos maldice la hora en que se despiertan, ella encambio, aborrece la hora en que se acuesta.

(Tal vez siga otro día, me reclaman)

Un abrazo
Cristina

2 comentarios:

Siéntate, te escucho.