Historias de Guiris...

Tal vez una clásica camiseta negra de tirantes sea suficiente para esta ocasión, aunque teniendo el cuenta el sol que cae, casi mejor una blanca, todo el día subida en el Bus turistico de Barcelona puede acabar provocándome quemaduras de primer grado... mmm, va a ser la negra que la blanca me hace demasiado "niña buena".
Con esta "preocupación" empezaba el día de ayer, y es que sin saberlo, me esperaban sorpresas...
Mi querida hija tiene como una especial afición a los medios de transporte A TODOS, cualquiera de ellos.... le encanta montar y recorrer la ciudad, parke o lo que sea. Imagino que para ella la ruta es lo de menos, en cambio el vehiculo es lo de más.
Siguiendo esta afición, hemos subido ya a las Golondrinas (Una especie de barco que te da una vueltecita por el puerto de Barcelona), al tranvía, a los ferrocarriles catalanes, a los autobuses, en los coches de todos los amigos y familiares, en su bici, en la mía, en la de mi pareja, a cualquier cosa que se mueva, incluyendo también, en su carro de muñecas.
Singular afición, me ha proporcionado momentos de todo, sufrimiento cuando le da por subirse en la carretilla del abuelo y calle arriba y abajo y momentos de diversión cuando se empeñó en coger un bici taxi... Dios!!!! como me divertí en él... la historia de la empresa merece un post entero... Entrar por las encantadoras callejuelas del Gótico montadas en él fue de lo más... Saludábamos a todo el mundo y provocamos sonrisas hasta a los más serios.... Descaradamente nos hicimos pasar por extranjeras e íbamos provocando a cualquier peatón. A nuestro taxista particular, le dió por participar en nuestras bromas y asustaba a todo grupo de jovencitas que veía pasar, de infarto, más de media hora de risas continuas. Ayer, en cambió, le tocó el turno al Bus Turísistico. Es una autobús de dos pisos sin techo que recorre casi toda Barcelona en tres rutas difentes, de las cuales, hicimos dos. Antes de comer nos tragamos enterita la ruta la azul que pasa por Montjuit y que tiene como principal interés la Barcelona de los Juegos Olímpicos que, dependiendo del tráfico son casi dos horas de auriculares, explicación, musiquita ambiental en los semáforos y mucho, mucho sol. A medida de que eres consciente de que tu cuerpo está, aproximadamente a unos 3 metros del suelo, se te empieza a abrir un mundo nuevo de posibilidades. No sólo la prespectiva de la ciudad es diferente, puedes admirar detalles en las fachadas modernistas que no verías ni con gafas de aumento, sino que también puedes permitirte alguna que otra gamberrada. LLegas por ejemplo a los techos de los camiones, asi que unos golpecitos para despertar al conductor no estarían mal, también puedes arracar hojas de los árboles que normalmente ni te fijas en ellos, los quioskos quedan peligrosamente desangelados ante tal situación ya que sus revistas expuestas en las aceras, son un blanco fácil de escupidas o chorros de agua... Claro que, lejos queda ya, aquellos tiempos en los que hacer este tipo de cosas me producia un enorme placer. Sin embargo, algo me llamó la atención.... y mucho.... No se si se debe a una travesura, no se si, tal vez, sea una especie de tradicción, o simplemente sea a que somos, en parte unos incivilizados y que a la mínima de cambio, cuando estamos seguros de que nada ni nadie va a saber lo que hacemos... somos capaces de hacer gilipolleces como esta.

Los cables azules que veis sobre el techo de la parada del bus, son los auriculares que te dan para poder seguir la explicación de la ruta. Estaban absolutamente todas las paradas de todas las rutas, llenas de ellos. Algunas, como por ejemplo las que son fin de trayecto en plaza Cataluña, apenas se veía el amarillo del techo. Se que destacar este detalle de un día como el de ayer, dice mucho de mi, la crónica seria ya la haré mañana....

Besos

Cristina